jueves, 28 de mayo de 2009







El libro prestado

Era un día de clases normal, corría el mes de noviembre y estaba en tercer año del polimodal, el último para terminar la escuela. Dos semanas antes habíamos vuelto del viaje de estudio a Bariloche que hicimos con el colegio, por esta razón nuestra atención estaba muy dispersa, sólo hablábamos de lo bien que la habíamos pasado semanas atrás.
Pero llego la hora de lengua y literatura, la materia más aburrida. La semana anterior habían empezado a leer “El túnel” de Ernesto Sábato pero yo había faltado. Como siempre entró la profesora al aula y comenzaron con la lectura en la página que había terminado la última clase. Intente escuchar con atención sobre que se trataba la historia del libro pero no lograba comprender totalmente el cuento, es que me había perdido el principio, por lo cual me resigne y deje que mi atención se dirija a cualquier otra cosa.
A día siguiente recordé que mi amiga, que vivía frente a mi casa, tenía el cuento de Sábato por lo cual se lo pedí prestado ya que debía leerlo para la semana próxima porque era el examen de literatura.
Comencé a leerlo como una obligación pero fue más atrapante de lo que imaginé. Termine el libro en tan solo una noche, no quería esperar para saber lo que ocurriría con el protagonista de cuento: un pintor introvertido, muy calculador que se obsesiona con María la única mujer que había logrado comprender el significado de una de sus obras. Quería saber hasta que punto llegan algunas personas cuando se obsesionan con alguien e inventan historias en sus cabezas que nunca existieron, porque viven en sus propios túneles oscuros que no le permiten ver más allá de su propia realidad.
Así la lectura paso de ser una obligación para la escuela a ser una apasionante historia. Finalmente el día de la lección llegó y fui la primera en dar el examen oral, la nota fue de excelencia y hasta me sirvió para no realizar la última evaluación del año ya que fui unas de las pocas que dio el examen.
El año lectivo había terminado las lecturas también, pero el libro seguía en mi biblioteca porque sabía que algún día volvería leerlo y ese día será devuelto a su dueña.




“La obra”

Pasaba el mes de agosto y Juan estaba sentado en la plaza frente a la puerta del teatro de la gran ciudad. Todas las tardes de los días jueves allí se sentaba y miraba pasar a gente que entraba y salía del lugar. Soñaba que algún día él sería una de esas personas. Que sus obras serían exitosas por llegar al corazón de la personas.
El tiempo que pasaba allí, lo aprovechaba para escribir en su cuaderno las interminables aventuras de sus personajes. Pero su retraída personalidad le imposibilitaba tomar coraje para presentar sus cuentos y sus libretos en algún concurso o entregárselos a algún director de tantos que pasaban frente a sus narices cada semana.
Ninguno de sus amigos sabía de qué se trataban los escritos en sus cuadernos, mejor dicho su único amigo, aquel que queda de la infancia, aquel que siempre lo defendía cuando era victima de las bromas de sus compañeros. Tampoco lo sabía María, la joven que hacia tantos años Juan amaba en silencio, ella era la musa de muchos de sus poemas. Nunca se animó a hablarle, solo la veía pasar cuando entraba y salía del teatro y a cuando contadas veces, iba a ver algunas de las obras en las que actuaba y hasta a veces tocaba el piano.
Juan pasaba los escritos en su computadora personal y los imprimía para llevar algunos de sus preferidos en la mochila, muy pocas veces tomaba coraje y se los mostraba al profesor Gandara, un viejo y gordo escritor, al fin la única persona en quien confiaba, fuera de su familia.
A Gandara lo admiraba. Era un hombre notable, destacado en la literatura, pero humilde. El hombre que Juan agradecía a Dios haber conocido, el que lo alentaba a seguir trabajando y a hacer el esfuerzo para entrar en la Universidad. Habían establecido casi una amistad y era la persona indicada que podría ayudarlo en el camino que Juan quería tomar.
Juan temía mostrar sus textos, porque creía que eran hojas sin sentido. Solo unas copias de algo que pretendía ser un libro y que lo limitaba en el soporte de sus escritos. Limitaciones negativas. No quería que consideren que sus hojas estaban sumergidas en un mar de otras irrelevantes hojas y automáticamente se volvieran insípidas. Muchos de esas copias se encontraban sueltas y se perdían en el interior de su mochila. Las que llevaba consigo últimamente eran dos: una obra de teatro titulada “Aparato Ideológico” escrita exclusivamente para María. Soñaba cada noche en la interpretación perfecta que María podría hacer. Además, tenía consigo, varios cuentos fantásticos que pretendían ser un libro.
Una de las tantas noches que Juan llegó a su casa, notó algo liviano su mochila, pero con el cansancio del día no le dio importancia. Sacó del bolso sus copias y las guardó resignado, como tantas otras veces, en el armario del olvido, allí donde iban todas las obras cuando se cansaba de trabajar en ellas.
Seis meses después una tarde como siempre sentado frente al teatro, lentamente se fue acercando hacia él la joven más bella que había visto en su vida, estaba radiante y fresca, mas atractiva que nunca, es decir, María. Nervioso no sabia que hacer, pero algo extraño sucedió en él; todo sus miedos, nervios y timidez parecían no existir parecía otra persona. Ella le entrego un folleto y lo invito a ver la nueva obra que iba a estrenarse, una superproducción del director más glamoroso de los últimos tiempos. Y él le dijo: si tu vas a estar en ella va a ser una obra maravillosa te lo aseguro, siempre vengo a ver tus obras y eres perfecta. Ella se sonrojó y sonriendo le dijo –gracias, sé que vienes y con que tu vayas a verme para mi ya será maravilloso - Ahí estaré, contesto. María se alejo mirándolo de reojo y Juan volvió felizmente a su casa.
No podía salir del asombro, Juan nunca imaginó tremenda situación. Al entrar abrazo a su hermana. Estuvieron sentados a la mesa toda la noche hablando sobre su buenaventura, mientras recibía consejos amorosos de parte de ella.
El día de la función llegoó, ansioso por ver a María. Sentía que era una noche especial. Vestido de smoking, había planeado mil formas para acercarse a ella esa noche y conquistarla. Sentado en primera fila. Solo quería apreciar a la actriz no le importaba la historia.
La obra comenzó, era una historia atrapante que despertó lagrimas y sonrisas en los espectadores. Sin lugar a duda era un éxito absoluto, donde cada personaje lograba un lucimiento especial. Los comentarios, eran conmovedores y halagadores. Pero no le ocurrió lo mismo a Juan. Misteriosamente conocía de principio a fin cada palabra, cada movimiento y, justamente, el personaje parecía escrito para María
Juan corrió hasta su casa. Revolvió cada rincón del armario, cada lugar de su casa y no encontró nada. Volvió al teatro y observo como al final de la obra aplaudían a ella y quién se encontraba su lado. El supuesto autor de la obra, la misma obra que Juan había extraviado misteriosamente en el aula aquel día, la misma obra por la cual su profesor Gandara ganaría millones y recorrería el mundo.
Un día, tantos recuerdos”


El 2 de abril fue declarado "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas". Un feriado conmemorativo inamovible, recuerdo de los horrores cometidos en año 1992, cuando enviaron a jóvenes inexpertos a la fría y cruda guerra del Atlántico sur
Algunas personas solo recuerdan y disfrutan de este feriado como un día de descanso sin trabajo, ellos no comprenden que es una fecha de luto, no de festejo, donde muchos jóvenes aprovechan para ir a boliches y festejar el “día libre”. Es una fecha para rendir tributo a quienes lucharon y murieron en las islas Malvinas.
El día jueves dos de abril del corriente año en el partido bonaerense de Merlo se realizo un acto que fue organizado por lo propios veteranos de Malvinas y uno de tantos soldados (error de concepto: soldados ¿ o conscriptos?) que estuvieron y sufrieron el campo de batalla dijo en su discurso: …“Aunque no haya nadie que recuerde, yo recuerdo porque yo estuve ahí”… o mejor dicho ellos sufrieron allí. Pero de aquel “infierno” que padecieron en la guerra no sólo queda el horrible recuerdo: los sobrevivientes que quedaron heridos físicamente y psicológicamente, quedaron con secuelas y traumas que no le permiten llevar una vida normal. Ellos son los grandes que defendieron la patria, una patria que los defraudó:…“sentimos que no es el mismo país por el cual estuvimos dispuestos a exponer lo mas valioso de cualquier ser humano, nuestra vida.(la) Es el mismo sí, el de la formas el de las apariencias. Por ejemplo, tiene el mismo nombre, aparentemente el mismo contorno, los mismos límites, o eso creemos, aunque no sabemos por cuanto tiempo más. Posee la misma casi infinita variedad de matices geográficos, pero la mayoría de esos verdaderos parámetros naturales ya son propiedad privada de algunos cuantos extranjeros, que con plata que no es la nuestra, han podido comprar todo: tierras, ganado, aguas…”
Esto demuestra la bronca de la in entendible acción de hacer la guerra y mandar al muere a cientos de jóvenes para defender la tierras del atlántico sur cuando en las que vivimos hoy, las están regalando y hasta dejan sin hogar echándolos de sus propias casas, a los pueblos y tribus originarias, como ocurre el norte argentino.
Aunque sientan orgullo y honor de haber sido protagonistas de semejante desafío, también sienten que los ignoran, bronca, discriminación a la hora de conseguir empleo. Porque fue una lucha en vano.
Estos son chicos que fueron a Malvinas y volvieron siendo grandes en la historia.
Muchas palabras, pocos textos

Nunca tuve buena relación con la escritura personal, no existieron diarios íntimos o agendas personales en tanto en mi niñez como en mi adolescencia. Sólo escribí para tareas escolares o algunas cartas a mis amigos cuando me mude por unos meses, pero con ayuda, es que tan solo tenía 6 años.
Lo que recuerdo el primer cuento que escribí, fue en tercer grado, y me sentía orgullosa de haber creado una historia yo sola, aunque el cuento se trataba de un castillo y una princesa (como son todos los cuentos típicos para esa edad). El cuento debe estar guardado con mis cuadernos de la primaria.
Cuando cumplí diez años una compañera de la escuela me regaló un diario íntimo, pero escribirlo duro tan solo un día, no me gustaba hacerlo. Principalmente porque no quería que mis hermanos lo encontraran y lo leyeran, me daba vergüenza.
No recuerdo haber escrito algo desde ese tiempo hasta la secundaria, tengo muchas cartas guardadas de mis amigas pero ellas de mi no tanto, siempre me reprochaban que nunca se las respondía. Pero yo sentía que era mejor decir las cosas que escribirlas, si las veía todos los días.
Cuando llegue a segundo del polimodal, tuve una materia que se llamaba periodismo, hice algunos artículos para el periódico que le tocaba hacer a nuestro curso dos veces por año, pero no recuerdo de que se trataban. Lo que me gustó de ese taller periodístico, fue que un día nos pidieron que hagamos una nota biográfica de alguna compañera y me encanto hacerla, el titulo era “Quiero estar de boca en boca”, porque la entrevistada quería que todo el mundo hable de ella. Parecía que la nota se trataba de una vedette.(mas)
En el último año del polimodal también escribí notas para el periódico junto a otras compañeras, pero no fue relevante. Ese mismo año en la sociología nos hicieron redactar nuestra Historia de vida, la mía no estaba muy completa porque debíamos entrevistar a nuestra maestra de jardín y de la primaria, pero me imaginé que teniendo tantos alumnos no me iban a recordar. Eso fue lo último que escribí que recuerdo.